Daniela Tarazona. "El beso de la liebre"México: Alfaguara, 2012, pp. 236

  1. Velasco, Rafael Pontes res.
Revista:
Guaraguao: revista de cultura latinoamericana

ISSN: 1137-2354

Año de publicación: 2013

Año: 17

Número: 44

Páginas: 217-220

Tipo: Reseña

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Resumen

La indagación en la incógnita de la inmortalidad parece asumir las palabras que Borges pronunció hace casi medio siglo en la Universidad de Harvard: «A pesar de que la vida de un hombre se componga de miles y miles de momentos y días, esos muchos instantes y esos muchos días pueden ser reducidos a uno: el momento en que un hombre averigua quién es, cuando se ve cara a cara consigo mismo» (Arte poética. Capaz de pasar semanas sin comer y de restablecer los órganos perdidos en la batalla, Hipólita puede reproducir cualquier modulación de la voz de otras personas (curiosamente, este atributo lo comparte con la Wonder Woman de la serie de televisión de los años 70, pero no con la clásica de los cómics; en todo caso, da la impresión de que Tarazona es aficionada a las manifestaciones de la cultura pop, de las que sabe hacerse eco a la hora de extraer un jugo insospechado para la literatura). Su principal invención consiste en una masa gigante compuesta de pieles muertas, especie de Golem o Frankenstein inconmensurable al que llama el Ser y al que concede el primer corazón de Hipólita. Así como la autora parece mirarse en el espejo de la superheroína para imaginar otro yo a través de un nuevo personaje repleto de fuerza, Hipólita se convierte en la madre simbólica de Wonder Woman y, por extensión, de la mayoría de las grandes figuras femeninas.